miércoles, 16 de febrero de 2011

CO-EDUCAR EN INTERNET. Por Milagros Paucar Muñoz


Lic. Eunice Milagros Paucar Muñoz
A estas alturas son muchas las personas que ven en Internet un espacio social, en el cual se puede, y se debe, socializar a los usuarios. Sin duda las nuevas tecnologías son susceptibles de control por parte de gobiernos, empresas, corporaciones, élites y demás, dado el gran impacto que tienen. Es un espacio a conquistar por muchas y sobre todo por los colectivos silenciados en la sociedad actual.

El control implica poder y hay que tener en cuenta que en Internet las dimensiones espacio-temporales nos permiten una accesibilidad impropia de otras formas de comunicación. Se diluyen muchas de las barreras existentes en el mundo “físico” debido, en gran medida al anonimato del medio y a la organización horizontal que elimina cualquier forma de estratificación vertical. Esto explica el sorprendente crecimiento de usuarios, en un espacio en el que cualquiera puede controlar y/o manipular o, ser potencialmente controlado y/o manipulado.

Es lógico que en este contexto lleno de oportunidades, las mujeres vean en este medio un espacio para conquistar y compartir, dónde tal vez no exista, todavía, un “techo de cristal”. Sin embargo, analizando los contenidos que se ofrecen en la red, se puede apreciar que siguen, en su mayoría, respondiendo a los roles socialmente impuestos, dirigidos y con protagonismo masculino, espacios en los que poco a poco las mujeres se abren paso, cada vez con más presencia, y en parcelas tradicionalmente restringidas.

Internet puede ser un lugar y una oportunidad para co-educar, para compartir, para construir bajo valores de igualdad, respeto y tolerancia. Un espacio en el que debemos intervenir para crear, aprender y transmitir valores en un medio “casi virgen”, pero... ¿cómo hacerlo?

Son muchas las personas que se han lanzado en esta difícil labor. El gobierno español inició a finales del pasado año, una campaña para impulsar el uso de Internet por parte de mujeres, ancianos e inmigrantes. Una cuestión aparte será el análisis de la metodología empleada, resultado y conclusiones.

Algunas organizaciones, sobre todo feministas, han hecho de Internet su espacio de difusión, de contacto, de socialización. Es importante destacar el esfuerzo realizado para impulsar acciones de formación y acercamiento de Internet a colectivos menos familiarizados con las nuevas tecnologías y en situación de riesgo de exclusión tecnológica.

Pero, a pesar de estas y otras muchas iniciativas para disponer de este espacio, los estudios siguen revelando sobre todo en España, una gran distancia porcentual en el uso de Internet entre mujeres y hombres.

La tendencia masculina de los contenidos, es otro hecho que está siendo sometido a análisis. Internet también comienza a ser un espacio en el que no se nombra en femenino. No es raro apreciar un vocabulario sexista en un gran número de páginas que aparecen en la red o, al menos, silenciador del género femenino. La mayoría de las plataformas o sub-plataformas, tienen varias secciones en las que no falta la denominada “mujer”. Curiosamente esta sección engloba consejos y contenidos de belleza, cocina, consultas médicas y psicológicas, direcciones de interés... ¿de interés para quien?

Si permitimos la relación de estos contenidos con las mujeres, estaremos reproduciendo nuevamente, el mismo sistema patriarcal que nos ha esclavizado durante años. No existe ninguna página que contenga una sección llamada “hombres” en la que se indique cómo tienen que cocinar, cómo ponerse más guapos, cómo criar a nuestros hijos y además ofreciéndoles apoyo psicológico para problemas cotidianos... para guiar a desorientados.

Abriremos dos líneas para el debate. En primer lugar destacar el hecho de que la formación para el uso o acceso a Internet se haga desde una perspectiva de género. Si el incremento del uso de las nuevas tecnologías supone un aprendizaje para navegar a través de páginas sexistas, comerciales, carentes de contenidos de calidad y de criterio, lo que estaremos haciendo es crear nuevos consumidores, convirtiendo la red en un nuevo medio para la manipulación sexista.

Se trata de construir un espacio para co-educar a los más jóvenes, para co-reeducar a los mayores, sin fomentar ningún tipo de discriminación. La formación debe ir encaminada al uso de Internet como herramienta de libertad individual, descartando información sin interés y aprendiendo a crear contextos nuevos. Internet no debe convertirse en un nuevo mercado para captar clientes, únicamente para consumir lo que tenemos en papel, en video o Dvd.

El uso de las nuevas tecnologías debe entenderse como una oportunidad para la creatividad, la difusión, las relaciones sociales. Es un modo de comunicación en el que debemos aprender cómo utilizarlo en nuestro beneficio, con criterio y conociendo los límites de la red. A todos y todas nos compete dar más visibilidad a la mujer en Internet.

La otra línea de debate gira en torno a la idea del tiempo. Hoy en día uno de los factores claves en la vida de las mujeres, sobre todo aquellas que se encuentran entre los 25 y 45 años, es el tiempo. Es un elemento deseado y escaso. Las mujeres son expertas en la administración del mismo. Gracias a Internet el tiempo lo podemos aprovechar al máximo. Muchas gestiones que requieren desplazamientos y pérdida considerable de tiempo se pueden realizar rápidamente a través de Internet.

Algunos ayuntamientos han conseguido reducir el número de jornadas laborales de los usuarios que han hecho sus gestiones a través de la red. Hecho muy positivo tanto para las empresas como para los trabajadores, pero sobre todo para las mujeres.

Internet no sólo permite el ahorro de tiempo en las gestiones administrativas, también nos permite formarnos, conocer experiencias de otras personas, participar en espacios, compartir información, sentimientos y dudas. Nos facilita participar en espacios tradicionalmente masculinos, públicos, espacios restringidos en la vida real. Podemos crear y desarrollar empresas, dedicando menos tiempo a labores burocráticas, poner de manifiesto los problemas comunes a los que nos enfrentamos, manifestarnos y alzar la voz, como se demuestra del uso de Internet, prioritariamente, como medio de difusión y denuncia en países latinoamericanos.

Nos encontramos con un medio que nos puede ayudar, sin tener que cumplir con los cánones estéticos a que nos somete la sociedad, a formarnos como personas. Gracias a las nuevas tecnologías resulta más fácil realizar cursos específicos, aprender idiomas, estudiar una carrera en cualquier país, trabajar desde casa, comprar y hacer todo aquello que nuestro tiempo no nos permite y nuestra imaginación sea capaz de generar.

Es y será una oportunidad para las mujeres rurales, para las del llamado “tercer mundo”, mujeres discapacitadas, inmigrantes, sin prejuicios de género, raza, religión o tendencia sexual, para todos y todas si se utiliza con lógica y criterio, trabajando juntos.

Esto no significa que las mujeres deban “encerrarse” en casa para formarse o trabajar. Significa que tenemos una herramienta que nos facilita el trabajo y que puede ser un mecanismo más para conciliar vida familiar, laboral y personal. Herramienta que debe ser compartida por hombres y mujeres.

Debemos estar dispuestos a involucrarnos y participar en la creación y transmisión en igualdad, en educar en el buen uso de las nuevas tecnologías a los jóvenes, eliminar barreras de cualquier tipo, comprometernos a suprimir la brecha digital y, sobre todo, a no generar otras nuevas. Un espacio donde las palabras, imágenes, colores, estética y contenidos, no lleven implícito una diferenciación sexual discriminatoria, y donde la accesibilidad sea real para todos y todas.

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